29.6.12

Lo público y lo privado, grandes aliados para el desarrollo cultural de las naciones

Compartimos artículo publicado en CAMBRAS (Revista de la Cámara de Comercio Argentina Brasil, Buenos Aires, junio 2012) Lo público y lo privado, grandes aliados para el desarrollo cultural de las naciones Por Arq. Laura Kulfas, Directora de Desarrollo Institucional, Complejo Teatral de Buenos Aires
Argentina y Brasil poseen un vasto patrimonio artístico y cultural, marcado por la historia, el talento, la creatividad, la libre expresión de las ideas y la pluralidad. Pero esta diversidad en la oferta cultural no siempre es accesible de manera democrática a todos los sectores de la sociedad, lo que representa uno de los mayores desafíos enfrentados por los proyectos culturales de todo tipo en ambos países. Es por eso que, en afinidad con el artículo XXVII* de la Declaración Universal de Derechos Humanos, y con el artículo XV** del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, aprobados por las Naciones Unidas, la valoración de la actividad cultural como elemento formador de ciudadanía y como elemento clave en la identidad de los pueblos ha sido entendida y fomentada desde los estados a través de diversas leyes de incentivos fiscales. El sector privado también ha descubierto los beneficios de aliarse a instituciones y proyectos culturales, independientemente de estos incentivos. Brasil es un gran ejemplo, desde hace varios años, gracias al desarrollo y aplicación de un sistema de incentivos culturales, a través de la Ley Rouanet, según la cual existen estímulos otorgados por tres niveles de gobierno (el federal, el provincial y el municipal). Si bien existen críticas desde algunos sectores de la producción cultural sobre su funcionamiento, el sistema está bajo constante revisión y, de hecho, se han realizado varias modificaciones a la legislación a través de los años. En la Argentina, la ciudad de Buenos Aires es la única jurisdicción en todo el país que posee una ley de incentivos a la actividad cultural, a través de la Ley Nº 2.264 (Régimen de Promoción Cultural, conocida también como la “Ley de Mecenazgo”). A través de este régimen, los contribuyentes que deben tributar el impuesto sobre los Ingresos Brutos pueden consignar parte del pago del mismo al apoyo de proyectos culturales que sean de su interés. Este mecanismo permite que compañías (desde las más importantes hasta las pequeñas y medianas empresas) de la ciudad de Buenos Aires puedan destinar -de modo directo- parte de lo que pagan en impuestos a proyectos culturales que hayan sido declarados de interés por el Consejo de Promoción Cultural y aprobados por el Ministerio de Cultura de la ciudad. Además del apoyo a la actividad cultural a través de esta modalidad, en los últimos años ha venido creciendo de modo importante la cantidad de alianzas realizadas entre el sector privado y las organizaciones culturales, públicas y privadas. El ámbito privado ha descubierto que, a través de su asociación a organizaciones culturales, puede acercarse de forma positiva a sus diferentes públicos (consumidores, staff, accionistas, proveedores, etc.) no sólo en el marco de sus programas de Responsabilidad Social Empresaria, sino también en un contexto económico que le redundará en una variada gama de beneficios. Entre éstos, podemos mencionar algunos, como el incremento en reputación de marca, posicionamiento de mercado y branding, la posibilidad de realizar eventos en entornos especiales, el desarrollo de beneficios especiales para clientes, proveedores y personal, y sobre todo, la percepción de imagen asociada a un compromiso duradero y sustentable con la comunidad. Este trabajo conjunto entre el sector privado y las organizaciones culturales - en particular las instituciones públicas, como la red de Museos y de Bibliotecas de la ciudad, o el Complejo Teatral de Buenos Aires (que reúne las salas teatrales oficiales de la ciudad, incluyendo el emblemático Teatro San Martín), por mencionar algunos ejemplos - ha dado sobradas pruebas de que los beneficios obtenidos alcanzan a todos: A las instituciones públicas que acceden a diferentes bienes y servicios que son derivados exclusivamente al mantenimiento de su patrimonio y a programas y acciones directamente relacionados con su misión cultural; y a los auspiciantes que verifican un aumento en reconocimiento de su marca y que logran contacto directo con públicos target en un marco de excelente predisposición. Y sobretodo, a la comunidad, que ve incrementado su acceso a actividades, productos y servicios culturales de calidad. Argentina y Brasil cuentan con una fuente inagotable de activos artísticos y culturales que son, sin dudas, potentes motores para el desarrollo de ambos países. La actividad cultural, además de generar empleos e ingresos económicos más que considerables (en algunas naciones representa hasta el 10% de su Producto Bruto Interno) está marcada por el entusiasmo, la pasión, la originalidad, y la búsqueda constante de la excelencia. Esta capacidad para estimular a otros hace que, en un mundo en permanente crisis, cada vez más globalizado, interconectado, y con patrones de consumo que se modifican a gran velocidad, la actividad cultural sea clave para que nos expresemos y atrevamos a seguir soñando con un mundo mejor. * “Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten”. ** “1. Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona a: a) Participar en la vida cultural;…2. Entre las medidas que los Estados Partes en el presente Pacto deberán adoptar para asegurar el pleno ejercicio de este derecho, figurarán las necesarias para la conservación, el desarrollo y la difusión de la ciencia y de la cultura.3. Los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a respetar la indispensable libertad para la investigación científica y para la actividad creadora…”.