19.7.08

"Cirque du Soleil, desde la óptica de la industria del entretenimiento"


una efectiva rueda de la fortuna


cueste lo que cueste, un elaborado mecanismo de producción hace posible estrenar un espectáculo por temporada


theatrica recomienda la lectura de este artículo de alejandro cruz para la nación de hoy.


El domingo de la semana próxima concluirá la segunda visita del Cirque du Soleil a Buenos Aires. Como era de esperar, su andar nunca pasa inadvertido. Si bien en términos artísticos su apuesta es casi inobjetable, en términos del negocio también lo es. La marca Cirque funciona tan bien que, de hecho, a un día del estreno de Alegría en territorio porteño, las entradas más baratas (una forma de decir, porque salían 150 pesos) ya se habían evaporado. Eso sí: si usted está dispuesto a invertir a partir de 300 pesos, no tendrá muchos problemas en conseguir un lugar en las últimas funciones.

El crecimiento de esta verdadera fábrica de magia y dólares comenzó en un momento en el cual el circo como tal estaba en retirada. Sin embargo, esta empresa fundada en 1984 generó un nuevo código artístico acompañado por una estrategia empresarial pensada para producir un nuevo show cada año. Así fue como Guy Laliberté, creador de esta rueda de la magia y la fortuna, pasó de ser un artista callejero a ser elegido por la revista Time como una de las 100 personas más influyentes del mundo en apenas 20 años. Un grande.

Según cifras extraoficiales, la factoría de los chicos del Sol factura entre 500 y 600 millones de dólares anuales. Y como se ha convertido en un empresa muy redituable, hace un mes, cuando desembarcó Alegría en esta ciudad, la directora de relaciones públicas del Cirque tuvo que salir a desmentir que la empresa estuviera en venta. Es que, según el diario inglés Daily Telegraph , la compañía había recibido una oferta de compra de un holding de Dubai (el petróleo todo lo puede). Según dicho medio, la empresa del Sol saldría cerca de 2.000 millones de dólares.

Definitivamente, la bohemia de los primeros tiempos ya es historia.
Su negocio global parece funcionar a la perfección. Por lo pronto, el mapa Cirque es impresionante. Repasemos: Kooza está de gira por los Estados Unidos; Quidam , por España; Corteo , por Canadá; Dralion , por Australia; Varekai , por Alemania; y Alegría , por América del Sur. Por si fuera poco, a esto hay que agregarle otros nueve espectáculos que hacen funciones regulares en teatros, estadios y hoteles de Las Vegas, Nueva York, Orlando y Tokio. O sea, un negocio sin fronteras con sede central en Montreal en donde trabajan unas 4000 personas de un promedio de edad de 35 años, que vienen de más de 40 países.

"Los espectáculos forman parte del show business en el que todo tiene que estar cuidado desde la perspectiva del negocio. Pero debería decir que el significado artístico del espectáculo está absolutamente por encima de cualquier otra cosa", dijo Matthew Marholin, director artístico de Alegría cuando LA NACION lo entrevistó en Porto Alegre hace cosa de un mes.

Un circo en las pampas
En la primera presentación del Cirque en Buenos Aires, dos años atrás, el 40 por ciento de las entradas de Saltimbanco se vendieron en los primeros diez días. El fenómeno de venta anticipada colapsó las líneas de Ticketek: alcanzó parámetros similares a los que habían logrado U2 y los Rolling Stones.

En dicha ocasión hubo 122.990 butacas en venta, por lo que se logró una ganancia de 28.171.000 pesos (cifra que se obtiene cruzando la cantidad de funciones que estuvieron en venta y los precios y cantidad de butacas por sector teniendo en cuenta que, según se informó en su oportunidad, siempre trabajaron a carpa llena). "De todos modos, creo que fue un negocio razonable ya que es un producto muy caro", reconoció en aquella vez Marcelo Ripoll, representante de CIE, la empresa que trajo por primera vez al Cirque.

En Brasil, de donde vienen de recorrer varias ciudades, el cartelito de sold out fue una fija. Dos años atrás, según informaron algunos diarios brasileños, el negocio habría rendido unos 30 millones de dólares. El mismo nivel de repercusión tuvieron ahora y es el que están teniendo en Santiago de Chile, la próxima etapa de Alegría . En Brasil, varias empresas compraron el Tapis Rouge (la carpa vip) para agasajar a sus clientes en medio de deliciosos platos, champán y mucho glamour . Esas entradas son las que cuestan acá 600 pesos (más los 60 pesos que cobra Ticketet).

Llamativamente, comparando el precio de dicha entrada con las butacas más caras de los espectáculos que están dando vuelta por el mundo (por el Primer Mundo, se podría acotar), se comprueba que el precio del Tapis Rouge porteño es uno de los más costosos (en la gran mayoría, los tickets de este tipo van de los 100 a 150 dólares).

Caro, pero el mejor
Entre costos fijos y cachet, traer Alegría a Buenos Aires costaría unos 9 millones de dólares. El dato, claro está, no es oficial pero es confiable. En ese delicado mecanismo de ingeniería marketinera, los auspiciantes desempeñan un papel fundamental. Tan fundamental que, apenas comienza el show, el presentador da la bienvenida al público e inmediatamente nombra a cada una de ellos de la misma manera que hace Nito Artaza en sus obras (¡y pensar que al pobre Nito se lo ha criticado tanto por eso!).

Pero en el Mundo Cirque negocios son negocios y contratos son contratos. Y si bien la venta de entradas es importante para ellos, su merchandising , todos sus subproductos y los auspiciantes son aspectos fundamentales para hacer a este circo ir de gira. De última, sobre ese delicado mecanismo se sostiene el asombro, la alegría, el aplauso y -claro está- un excelente negocio.