21.3.10

cuando un auspicio genera pérdida de identidad

La nota publicada hoy por Pablo Sirvén ("Los sponsors hacen valer fuerte su dinero- Pros y contras de las inversiones en espectáculos") no podría ser más clara sobre la situación ante la cual muchas instituciones teatrales se encuentran al momento de negociar acuerdos por auspicios institucionales con grandes marcas comerciales.

Estas, en su afán por acercar cada vez más valor a sus clientes, socios, accionistas y porqué no, a la comunidad en general, a veces acercan propuestas que en un panorama que combina presupuestos reducidos, alzas permanentes en los valores de producción, merma en la venta de localidades (no por falta de propuestas de interés sino al contrario, por la enorme oferta que lleva al espectador a ser cada vez más selectivo en su decisión de compra) tienen por resultado que grandes instituciones con años de trayectoria se dejen tentar por fabulosos acuerdos comerciales que implican una pérdida -temporaria en la mayoría de los casos- de su identidad marcaria.

El caso del histórico Teatro Opera, que por estos días ha cambiado su marquesina y ya se ha transformado en el Teatro Citi, es un ejemplo más de lo que Sirvén, en su artículo, describe como una oportunidad perdida ("...la asociación entre el nombre tradicional y el actual se habrían potenciado mutuamente"...): Porqué no sumar esfuerzos y tradiciones, en vez de restarle identidad a una institución que es parte de la historia teatral de la ciudad de Buenos Aires?

Debemos preocuparnos, pero a la vez confiar en la pasión y en el respeto que mueve al público teatral: Cuántos espectadores dejarán de llamar al Opera por su nombre e incorporarán su nueva marca?